lunes, 28 de noviembre de 2011

Dos minutos en el infierno.

De pronto recupero la conciencia de golpe
Estoy de pie, pero sin idea de donde
Parado en un páramo de arena rojiza
Una densa neblina todo lo esconde

Grito inseguro, pero nadie responde
En el horizonte una gran mancha oscura
El cielo parece inyectado de plomo
Entre yo y la mancha se divisa una figura

Me dirijo hacia ella, camino con duda
Parece un anciano sentado en la suelo
Recién me percato de que estoy desnudo
Comienzo de a poco a sentir miedo

Al acercarme veo que el viejo está ciego
También que la mancha es un oscuro mar
De agua hirviendo de donde emana la niebla
Que vicia el aire, que me hace mal

Qué está sucediendo, intento pensar
En mí se acumula la desesperanza
Su raquítico brazo apunta hacia el mar
Donde aparece una sombra con forma de balsa

Intento distinguir, mi vista no alcanza
El viejo me informa con pena de mí
Esa es la balsa de los condenados
En poco tiempo llegará hasta aquí

El anciano susurra que vienen por mí
Digo, ¡por Dios!, lleno de miedo
No debes decir ese nombre aquí
Responde el viejo apuntando hacia el suelo

Intento escapar pero ya no puedo
Se han entumecido mis huesos y mi carne
La desesperación se apodera de mí
Cuando el viejo me dice que para eso ya es tarde

Su mano me toca, la piel me arde
Me pregunta ¿Dónde está tu sello?
Respondo que no sé de qué sello habla
Y luego, como un rayo, se lanza a mi cuello

Me asfixia hasta que quedo sin resuello
Me dice tú no debes estar aquí
El hedor de su aliento penetra en mi cuerpo
Se oprime mi pecho, me siento morir

Despierto asustado ¡no quiero morir!
En una habitación clara e iluminada
Rodeado de hombres de aspecto cansado
Vestidos con limpias cotonas blancas

El hombre a mi lado aliviado se levanta
Yo otra vez me siento tan confundido
¿Sabe donde está o que sucedió?
Pregunta al ver mi rostro compungido

Usted chocó, un accidente ha tenido
Me informa el doctor con voz decidida
De a poco recuerdo lo que pasó
…Yo estaba huyendo de la policía…


León Faras.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Lagrimas de Rimos. Primera parte.

VI.

“Las Lágrimas Negras”, pensaba Dan Rivel a medida que se adentraba en los terrenos de Cízarin por caminos franqueados por muros de piedra que contienen inmensas parcelas plantadas con cereales y hortalizas. Nunca había oído hablar de tales piedras talladas, ¿Cómo podría encontrar algo que ni siquiera conocía?, el viejo de la pata de palo solo le había dado una vaga descripción, al parecer él tampoco las había visto nunca, ¿Qué clase de trabajo era este?, buscar unas piedras sin valor, por las cuales alguien paga mucho, pero que casi nadie parece conocer y que al parecer están en algún punto de una inmensa urbe como Cízarin, ¿Qué tal si tales piedras ni siquiera existen? O si están lejos de aquí, ya estaba bastante ocupado como para perder el tiempo en búsquedas inútiles. Le había prometido a ese viejo que intentaría averiguar el paradero de las lágrimas negras pero antes de empezar ya dudaba de la viabilidad de su tarea. No esperaba que el trabajo fuese fácil, pero al menos que fuese concreto. Conocía a mucha gente en la ciudad pero no podía andar por ahí preguntando “Hola, ¿conoces las lágrimas negras?, ¿sabes dónde están?”…que estupidez, incluso era posible que ese viejo lisiado le hubiera hecho una broma, que tal si se había topado con un demente que le inventó toda esta historia para burlarse de él, era perfectamente posible, y él, el muy imbécil, pidiéndole trabajo a un loco con un siniestro sentido del humor, que además le espeta una amenaza sobre las terribles consecuencias de la traición sobre su persona y su estúpida causa…insólito

La carreta de Dan Rivel continuó su camino, atravesando innumerables kilómetros de tierra cultivada, Cízarin es una ciudad próspera, con una gran potencia agrícola en su periferia y un bullente comercio en su centro, además de un hermoso puerto fluvial. La ciudad en si es bella, su construcción es moderna, completamente pavimentada, donde el río Jazza la recorre por numerosos canales que desembocan en las tierras agrícolas donde es aprovechada en el riego. Cuando el río crece, los torrentes de agua corren por los anchos caminos que separan las parcelas, pues estas están a por lo menos un metro de altura, perdiéndose en la inmensidad de los campos. La ciudad se halla a los pies y al frente de un único cerro densamente poblado de vegetación nativa, que domina el vasto lugar, en el cual se ha construido una pequeña y lujosa urbe rodeada en su totalidad por un muro, respetando y aprovechando la geografía del cerro, y cerca de la cima de este, el hermoso palacio de Cízarin, rodeado de vegetación, con sus doce torres sobresaliendo por encima de esta, desde donde la vista solo es limitada por su propia capacidad. Pero Dan Rivel está muy lejos de todo esto, él se dirige al patio trasero de la ciudad, una amplia zona alejada de esta, los suburbios, donde los caminos no están pavimentados y las inundaciones causan estragos, donde los canales por donde corre el agua son deficientes, donde viven campesinos, obreros, prostitutas y donde Dan Rivel tiene su hogar. Esta zona de Cízarin, comienza en la parte Oeste del otero, donde la hermosa ciudad, que a lo lejos parece que fuera hecha de una sola pieza, pierde abruptamente su modernidad y prolijidad para convertirse en una enteca imitación de si misma, con caminos cubiertos de barro siempre húmedo e incapaz de endurecerse pues el sol es bloqueado la mayor parte del día, enclenques construcciones que no siempre son capaces de defenderse de la agresividad del clima, canales que en muchas zonas se ven sobrepasados y una notable incapacidad de sus pobladores por mejorar sus condiciones, limitados a acceder solo a lo más básico que exige la vida para mantenerse, a cambio de un trabajo arduo e ilimitado.

La carreta se desplaza lenta y sonoramente por el lodoso sendero, Dan se dirige a su casa, una pequeña habitación que según él mismo piensa, se ubica en los suburbios de los suburbios. Un bulto tirado a la orilla del camino cerca de su destino lo obliga a detenerse, no es que el bulto bloquee el camino, sino que se trata de una persona, Ágaro. Este es un hombre joven con una más que evidente deficiencia mental, además de una insana tendencia a beber constantemente. Siempre con los mismos harapos, duerme en la calle, acurrucado sobre una piel tan pringosa como su cabello o su barba. Su risa constante y su escaso vocabulario son familiares para Dan, pues este siempre le ha permitido que le ayude a cambio de algo de comer o de beber, al igual que muchas otras personas a quien Ágaro siempre está dispuesto a ayudar, de esta forma se gana la vida y la estima de la gente. Dan Rivel se baja de su carreta y toma por debajo de los brazos a su borracho amigo, este intenta resistirse y protestar, aunque sus palabras son ininteligibles, pero al reconocer al hombre que intenta pararlo, le dirige una soñolienta sonrisa, y se deja conducir a la parte posterior de la carreta donde se acomoda nuevamente. Para cuando Dan llega a su casa, Ágaro parece estar dormido otra vez, por lo que debe volver a tomarlo para arrastrarlo al precario cuarto junto a su casa donde pernocta su caballo, y lo deja recostado sobre lo que será en un futuro próximo la cena del animal –Aquí estarás mejor que allá afuera- murmura Dan. Luego vuelve a su vehículo, tiene un par de trabajos que hacer en la ciudad. Con respecto a las lágrimas negras, él ya no piensa en ello.

Ágaro entreabre los ojos y examina el lugar donde está, un establo, el establo de Dan Rivel. Al verse solo, la constante expresión idiota de su rostro simplemente se desvanece, su aguda mirada se concentra en la calle por unos momentos, sus ojos denotan una mente sagaz que funciona perfectamente, luego mira el pasto bajo él, está tibio y cómodo. Una sutil sonrisa, completamente distinta a la que siempre tiene, se dibuja en su rostro, luego, Ágaro se acomoda nuevamente, para seguir durmiendo un par de horas más sobre el alimento del caballo de Dan Rivel.

León Faras.

La novia suicida.

La novia suicida.


El agua descendía por los cristales de la ventana copiosamente cuando el comisario Barreto volteó hacia la puerta, incrédulo, vio a su subordinado, el detective Rojas, llegar a la escena del crimen con la cara pintada de blanco y una polera a rayas negras y blancas, “estaba en el cumpleaños de mi hijo, traté de explicarle pero usted insistió en…” este intentó excusarse, pero el comisario respondió con agrio sarcasmo “por lo menos el mimo habla”, luego continuó como si nada, “mujer de unos veinticinco años, desnuda, sin vida sobre la cama. Tiene bastante sangre encima pero ni una sola herida, probable intoxicación con medicamentos”, Rojas estudiaba el cuerpo “¿sabemos de quién es la sangre?”, “aún no”, “¿por qué intoxicación?”, el comisario, apoyado en el marco de la puerta del baño, le indicó con un gesto que echara un ojo. Rojas se asomó sin entrar, el espejo estaba destrozado y había pedazos por todas partes, el interior del botiquín había sido arrasado y sus restos estaban regados por el suelo y dentro de los aparatos, incluyendo numerosos frascos vacíos. Había un traje de novia en la tina, el detective se acercó cuidando de no mover nada, la tina estaba seca, sin embargo el traje lucía empapado, al igual que el cabello de la occisa, además de abundantes manchas de sangre, “Si te fijas bien, informó Barreto, la forma en que el traje está mojado, sugiere que el agua le cayó encima estando de pie”, “o sea que probablemente fue con la lluvia”, “exacto, continuó el comisario, además tiene el borde de abajo manchado de barro. También notarás que primero se manchó de sangre y luego le calló el agua encima”, “ya sabemos de donde vino el agua, ahora lo interesante será averiguar de donde sacó la sangre” concluyó Rojas mientras ayudado de un lápiz para no tocarlos, organizaba en el suelo todos los envases de medicamentos que encontraba, la variedad era considerable. “Estos edificios son bastante antiguos, recuerdo que la plazoleta de enfrente se llenaba de pajarracos que daba gusto, ahora no es ni la sombra de todo eso, solo es un agujero oscuro lleno de…” la casual conversación del comisario, fue abruptamente interrumpida por su propio teléfono, contestó. Al cabo de un par de minutos Barreto regresó donde su compañero, “Deja eso hasta ahí, tenemos trabajo” Rojas lo miró sin entender “¿acaso no estamos trabajando?”, Barreto explicó, “era el negro Fuentes, dice que apareció el cuerpo de un hombre, brutalmente apuñalado con un trozo de espejo envuelto en algo que parece un velo… su mujer lo encontró al regresar de compras, hay algo más interesante, testigos señalan que vieron salir de la casa a una mujer con traje de novia…” “¿puedo pasar a cambiarme antes de ir allá”, Barreto fue categórico, “olvídalo, quiero ver la cara que pondrán los muchachos cuando te vean disfrazado de Mimo”.

Las últimas investigaciones arrojaron que nuestra novia suicida, había sido plantada en el altar hace poco más de un año por el hombre apuñalado, para contraer matrimonio con otra mujer. La chica, nunca lo superó, ni el abandono ni el amor.


León Faras.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Una verdad oscura.

Tal vez no hayas oído nunca de este grupo de personas, de esta especie de cofradía que ha usado y ocultado su conocimiento desde hace siglos, no te culpo, sus actividades aunque han afectado a miles en mayor o menor medida, jamás han salido a la luz pública, pues no escatiman en recursos para mantener sus actividades en secreto y aunque son poderosos, no hablo de recursos económicos precisamente.

Es muy probable que no creas lo que sabrás a continuación y yo aunque puedo dar fe de lo que escribo, no puedo probarlo. Más difícil aún será ateniéndose a las ideas y creencias de nuestro tiempo, que han vestido de patrañas ridículas los conocimientos de la humanidad en sus umbrales, sin duda muchos de esos han sido solo mitología e historias fantásticas, pero no todo se puede clasificar como superstición.

Existe, ahora mismo en nuestro tiempo, una hermandad que bajo una audaz fachada, se reúne en secreto en sitios elegantes y modernos, para llevar a cabo un ritual que ha sobrevivido cientos de años, un rito tan oscuro como poderoso, tan verdadero como efectivo. Ellos realizan viajes en el tiempo, alterando la “realidad” inescrupulosamente para su beneficio, quitando del camino con facilidad a los indeseados, pero no usan la tecnología para lograrlo, como nos ha mostrado frecuentemente la ciencia ficción, no, su método es un tanto más arcaico, incluso medieval diría, pero como ya dije, muy efectivo.

En algún salón amplio, de uno de esos imponentes edificios modernos, arquitectónicamente vanguardistas, la cofradía se reúne, visten especial para la ocasión, el salón se decora con numerosos altares, velas y antiguos libros abiertos en determinadas páginas, las plegarias se repiten incesantemente como un mantra, mientras el viajero permanece recostado en el suelo, al llegar determinado momento este bebe de un brebaje cuya fórmula muy pocos conocen y que no está escrita en ninguna parte, su cuerpo reacciona violentamente, pero al cabo de unos minutos se adormece, bañado en sudor y generalmente con sangre en las narices y los oídos. Para cuando despierta, se encuentra no solo en otro tiempo y espacio, si no también en otro cuerpo, cuyo verdadero dueño ha sido arrojado fuera, sin siquiera enterarse de lo sucedido y sin entender si sigue vivo o ha muerto repentinamente. El viajero realiza la misión a la que fue enviado utilizando el cuerpo hurtado, nadie nota la diferencia, todos tienen siempre una explicación racional para lo sucedido, y luego solo queda regresar. El viajero se encuentra atrapado en el cuerpo del anfitrión, el cual no puede ser devuelto, por lo que el regreso se realiza simplemente suicidándose o haciéndose matar, una vez que la vida se extingue en el cuerpo utilizado, el viajero es traído de regreso al propio, con apenas unos minutos de diferencia del momento en que partió.

Muchos nombrados personajes han sido eliminados por la cofradía, muchas situaciones han sido forzadas de esta manera, mucho camino ha sido despejado hasta la cima.

Entiendo que quizá no creas lo que has leído, pero te aseguro que desde ahora pensarás distinto la próxima vez que escuches de un alma en pena renuente a irse de este mundo o sepas de algún suicidio.


León Faras.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El aroma.

Creí que los aromas agradables eran aquellos que emanaban de las cosas que podía comer, eso es lo que siempre me enseñaron, eso y otras cosas que aprendí por mi cuenta, hasta que descubrí un nuevo olor que me cautivó, lo había sentido antes pero lo reconocí el mismo día en que me quedé solo, en que mi vida en las calles comenzó. Desde entonces lo busco por la ciudad y me quedo junto a él hasta que desaparece, nunca dura demasiado. Cualquier criatura viva lo puede tener pero mi favorito es el de las personas. Así fue como encontré a aquel tipo sentado en la plaza, el olor era tan fuerte en él que me pareció irresistible. Me senté a su lado, ignorándolo un poco para no molestarle, soy un viejo de quince años que nadie acepta de buena gana, además mi aspecto no es el mejor desde que no tengo casa. Al principio aquel tipo pareció amigable, incluso me dirigió algunas palabras que no entendí, luego pareció incomodarse con mi presencia cuando una chica llegó a acompañarle, a ella tal vez no le caí bien, pues su actitud fue como si le fuera a contagiar mi aspecto, también le ignore, ella olía como cualquier otro, pero eso no le gustó, porque junto con el tipo del olor comenzaron a correrme, sin embargo su aroma era tan intenso que aún podía sentirlo desde lejos. En ese momento el aroma se acabaría, cuando una mujer y un niño pasaron por enfrente de aquella pareja y del bolso de la mujer cayó un papel, el hombre del aroma se paró sigiloso y lo recogió, eso le puso feliz, tanto que reía y canturreaba en voz baja mostrándole el papel a la chica que le acompañaba, esta por el contrario parecía estar en contra, discutieron un poco, pero él no disminuía su felicidad, comenzó a retroceder con el papel en alto donde la mujer no podía alcanzarlo. No vio la luz que rápido se aproximaba y el bocinazo llego tarde a sus oídos, un vehículo le impactó tan fuerte que lo elevó por los aires, deteniendo su corazón en el acto y enviándolo cerca de donde yo estaba, el olor había desaparecido…nunca duraba demasiado…

Ya no había nada más para mi en aquel sitio, lentamente me alejé en busca de un lugar donde pasar la noche. Seguir al aroma es lo sé hacer, después de todo, solo soy un perro vago.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La pseudo chica.

Lo que empiezo a contar
No es algo de lo que me enorgullezca
Pero a cualquiera le puede pasar
Lo digo, en mi defensa

A veces la tecnología
Transforma lo que Dios puso
Alterando la anatomía
Para engañar a los ilusos

No hace mucho tiempo
Conocí a una mujer
Pero en el último momento
Vi que no era ella, si no él

Mi sospecha primera
No me preocupó
Y era que mi compañera
Calzaba cinco números más que yo

“Continúa con precaución”
Me dije a mi mismo en el bar
Quizá por la emoción
No noté que tenía manzana de Adán

Tal vez fue justo castigo
Por dármelas de galán
Siendo de modesto pero digno atractivo
Lo tengo que confesar

Pensé que era una buena idea
Seguir adelante con la cita
Cuando me dijo de especial manera
Que hiciéramos a su departamento una visita

Sentía en mi interior
Que algo andaba mal
Talvez su voz de locutor
Me estaba haciendo desconfiar

Mis sospechas se confirmaron
Y eso me llenó de susto
Cuando, de pura casualidad
Toqué el relleno de su busto

Me excusé que tenía un resfrío
Pero no me presto atención
Comencé a sudar frío
Cuando de su bolso sacó un condón.

La angustia me invadió
Pensé en huir por la ventana
Pero era el piso veintidós
De mi libido no quedaba nada

Me llené de valiente actitud
Y en un descuido, por la ventana salí
En pocos minutos una multitud
Estaba agrupada debajo de mí

Alguien llamó a la policía
Los bomberos también llegaron al lugar
Toda esa gente estaba convencida
De que yo me quería suicidar

La verdad no era así
Pero nada quería explicar
Un bombero llegó hasta mí
Y en una enorme escalera me ayudó a bajar

Todo el mundo concejos me daba
A un psicólogo tuve que visitar
Cuando mi experiencia le contaba
Se reía de mí. ¡Que profesional!

Al final todo se arregló
A la pseudo chica no la vi más en mi vida
Lo que sí, después de esta experiencia
Hasta mi suegra me parece más atractiva.


León Faras.