domingo, 5 de febrero de 2012

Sobre la existencia de extraterrestres.

Suponiendo por un minuto que la afirmación de que hay vida extraterrestre, entendiéndose como tal, cualquier forma de vida que exista en cualquier lugar diferente a la tierra, fuera un hecho, no sería descabellado asumir que esa forma de vida fuese distinta a la que conocemos, es decir, que no se sustente en los mismos principios que la hacen posible aquí. Asumido esto, también podemos afirmar que esa existencia no sea, necesariamente, viable en nuestro entorno, y por lo tanto, su desarrollo dependería de recrear artificialmente los factores que la hagan posible. Muy bien, para lograr lo anterior, forzosamente tendría que contar con inteligencia y a partir de esta una importante acumulación de conocimientos y como, basándose en lo que podemos deducir, el conocimiento no es espontáneo, sino que es fruto de un larguísimo camino, esta forma de vida debería contar con un significativo proceso intelectualmente evolutivo, partiendo desde cero hasta alcanzar un nivel de conocimientos que le hagan posible comprender y manejar su entorno de manera libre y segura. Todo esto, por supuesto, sin que nosotros tengamos ningún antecedente al respecto, debido a que nuestros “paseos por el barrio sideral” son aún muy limitados. Por lo tanto, la única manera que nos queda de enterarnos de su existencia, es que ellos hagan un abierto acto de presencia aquí. Ya asumido que se trata de vida inteligente, nos queda imaginar su nivel de desarrollo para hacer posible lo dicho anteriormente. Tomando como base el desarrollo de la humanidad, por ejemplo, en los últimos quinientos años, y el desarrollo de tecnologías que han fomentado y acelerado el alcance de nuevos conocimientos, podemos hacernos una idea de lo que podría ser una cultura, digamos, quinientos años más adelantada, simplemente considerando todo lo que, por falta de conocimiento y desarrollo, era imposible y descabellado y que ahora es tan normal como si siempre hubiese sido así: volar, bucear, este computador, que sé yo. Desde este punto de vista podemos tomar lo que nos parece imposible y descabellado ahora y asumirlo como naturalmente posible, teniendo los conocimientos adecuados, a partir de lo cual podríamos tomar como factible o hipotéticamente posible la llegada de extraterrestres a nuestro planeta.
Ahora, suponiendo que los extraterrestres pueden llegar hasta aquí, eso los pondría automáticamente en un nivel bastante superior a nosotros, tecnológicamente hablando, y si nuevamente le echamos un vistazo a nuestra cultura para ver que, el desarrollo avanza en numerosas direcciones a la vez, podemos deducir que no solo nos adelantan en tecnología, sino también podrían ser superiores en conocimientos físicos, aeronáuticos, filosóficos, astronómicos, etc. Otra superioridad podría ser otorgada por la “madre naturaleza”, es decir el desarrollo de cualidades anatómicas por encima de las nuestras, o sea, fuerza física, mejores sentidos, mayor destreza, todo esto tomando como base la especie humana y sus capacidades físicas. Esto nos llevaría a considerar con sumo interés un último punto, sus motivos.
Para definir los motivos que los traerían hasta aquí, más vale no tomar como ejemplo la especie humana, ya que nos dejaría, o a mí por lo menos me dejaría un dejo de desesperanza, debido a la actitud que históricamente ha tenido el hombre con respecto a los bienes ajenos y la política de tomar lo que necesita si tiene los medios para hacerlo en concordancia con sus necesidades, es decir: “Mi sobrevivencia por sobre la tuya”.


Finalmente también podríamos tomar como perfectamente razonable el hecho de que en todo el universo y por increíble que parezca, no haya ni un rastro más de vida aparte de nosotros, o que esta, de existir, se halle en un estado tan primigenio que nos convierta a nosotros en los primeros de la clase. Y, por consiguiente, a compadecernos de ellos si algún día el hombre llega hasta allá.

León Faras.