Tu
presencia está aquí ahora, en tu propio espacio y tiempo pero aquí, tan potente
y persistente que me impregna, me manipula, me forma y me educa. No te imaginas
cuanto has destruido para luego volver a edificar, ante un espectador
maravillado que ve como la naturaleza obra milagros tan fácilmente y con tanta
autoridad. Dudo de que naufrago alguno haya contemplado con más felicidad y
esperanza su salvación en alta mar, allá, lejos aún pero consciente de haber
sido encontrado y que la salvación por primera vez en mucho tiempo, existe, y
se puede soñar libremente con ella. Irrumpiste para quedarte, cosida a alguna
parte de mi ser de donde no podría sacarte sin rasgarla, sin dañarme a mí
mismo, sin abrir una herida... sutilmente dosificada por algún curandero
celestial, un alquimista místico que obró con todo su talento en ti, dotándote
de las perfecciones que te hacen idónea y de las imperfecciones que te hacen
única... no soy culpable ni responsable, no podría, no sabía que para encontrar
lo que buscas, primero debías dejar de buscar...ni tampoco sabía que alguien
estaba poniéndome atención cuando te invocaba... solo he sido espectador
y receptor de lo más bello e inusual que me ha pasado...algo que ya amaba antes
de saber que existía.
Tu
presencia está aquí ahora, recordando mis objetivos, marcando el paso de mis
sueños, como una galera cuyo único remero soy yo, en la cual el látigo de tus
labios, me obliga a hundir los remos en mi realidad que es un océano hasta
llegar a ti, el único puerto, sin provisiones más que las añoranzas de tu piel,
sin más viento que tu voz, sin otro faro más que tus ojos. Si piensas que
exagero recuerda que soy navegante inexperto, que nunca había abandonado mi
realidad para lanzarme a soñar descaradamente, como si no hubiera otro futuro
más que el que sueño contigo, irrompible y perpetuo. Ya dejé de temer, si
alguna vez lo hice, ya no, ahora solo confío, pero sin el esfuerzo que alguna
vez le puse, mi confianza es natural, liviana e insistente, renovable... no es
carga tuya ni mía, es consecuencia, es fruto para saborear y no raíz para
sostenerse. Ya sé que no eres doncella del balcón ni yo un Cyrano de Bergerac,
pero si las palabras salen es porque estaban ahí, y si las escribo para ti es
porque las has inspirado, no son simple retórica aduladora sin médula, sino
hijas de tu presencia ausente.
León Faras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario