III.
Quererte
es mi única salida
mi comezón
más persistente
la visión
más permanente
una
constante en mi vida.
Tierna
pasión sin huída
que me
atraviesa como sable
de tamaño
inimaginable
con la
que vivo noche y día.
De
quererte más, estallaría
por este
amor inalienable.
Tú estás
en mi imaginación
en mi
despertar de cada día
en la
semilla de mi alegría
en la
raíz de mi pasión.
Tú estás
en mi corazón
en mi
carne y en mis huesos
en mi
sangre y en mis sesos
en mis
ganas de vivir,
en todo
lo que me hace sentir
el sabor
intenso de tus besos.
Ya no
quiero amarte menos
tampoco
puedo amarte más
solo
quiero amarte en paz
sin
desconfianzas ni recelos.
Sin
reemplazos ni relevos
ni sin
querer cambiarte nada
ni en tu
cuerpo ni en tu cara
ni menos
en tu corazón
pues tú eres
la razón
de
toditas mis desveladas.
Yo
quiero todo de usted
sus
disgustos y su amor
el
perfume y el sabor
de su
completa desnudez.
Quiero
su aliento al amanecer
quiero
el caramelo de su boca
quiero
lo que mira y lo que toca
y lo que
a nadie le quiere dar.
Yo
quiero en usted despertar
el deseo
que en mí provoca.
El amor señero que tenemos
y que nadie nos podrá birlar
como no se puede separar
al devoto de su credo.
Es amor puro y sincero
ineludible por naturaleza
que en todo suspiro se expresa
con orgullo y claridad
reafirmando que es verdad
lo que en estos versos se reza.
León Faras.
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