viernes, 4 de mayo de 2012

Realidades paralelas.

Es curioso, he andado toda la mañana con esa rara sensación. Desperté como siempre, mi mujer aún dormía pero ahí comenzó todo, me quedé viéndola largo rato, más de lo que se le ve a alguien que ves, valga la redundancia, todos los días, la conocía, obvio, me casé con ella, pero ese conocimiento sobre ella no era en base a momentos vividos, me era ajena, como si todo lo que supiera de ella lo hubiese leído en algún libro o visto en alguna película. Recordaba el día en que nos conocimos y el de nuestro matrimonio, pero no sentía haber vivido esos días, estaban carentes de emociones, de sentimientos. Eso era lo raro, pero no era todo, tenía persistente la figura de otra mujer, que sentía no solo conocer, no solo amar, si no también necesitar. Una mujer con la que sí había compartido momentos realmente hermosos y otros no tanto, pero con la cual había vivido de verdad, sin embargo no lograba encajar esos momentos en ningún período de mi vida, como si pertenecieran a uno de esos sueños dotados de tangible realidad, y porque además estaban desarrollados en un lugar que dejé hace ya varios años. Con mi casa me pasó exactamente lo mismo, conocía cada rincón de ella pero sin sentirla mía, como si le perteneciera a algún pariente cercano, como cualquier lugar conocido pero sin un solo lazo que me uniera a él, excepto por algunos pobres objetos que podía reconocer como parte de mi universo, ese ejemplar de “Príncipe y mendigo” edición del 52 que perteneció a mi padre, y que estaba arrinconado e intimidado por una nueva y lujosa colección de libros sobre sicología, ¿sicología?... o ese ajedrez de madera hecho en la mueblería de mi tío, o la añeja colección de fotografías de mi familia guardada en el velador, aunque solo las más antiguas. Muy pocas cosas de ese lugar tienen alguna trayectoria como para identificarme con ellas, el resto solo existen sin estar muy seguro de por qué, lo cierto es que algo ubicado en mi inconsciente parece estar firmemente enraizado emocionalmente hasta el punto de volver tan vana mi realidad que me quita todo interés por vivirla.

 Sin embargo esa otra mujer, la de los sueños, la del rostro incognoscible, la que se soba su enorme barriga de varios meses sonriente en un rincón de una chabola de madera bruta, donde la cama y la cocina comparten el mismo espacio, donde las sillas son de distinta manufactura y hasta diseño, donde la ropa se guarda en cajas de cartón. Ella es la que grita en mi corazón, la que mi alma reconoce, la que habita en un pasado inexistente.

 León Faras.

2 comentarios:

  1. Hola León,las cosas avanzan mejor de este lado,ojalá también andes bien. La entrada está de nostalgia o será mi humor? je, de todos modos va por un "ok me gustó". "Lágrimas negras" me espera pero antes voy a regresarme, ya sabes...la memoria me traiciona a ratos. Saludos! =I

    ResponderEliminar
  2. Hola Belce!!, me gusta mucho que todo ande bien ya después del sustito, eso es muy bueno. Nostalgia?, sí vedad, tiene ese toque de querer recuperar algo que es imposible de que vuelva...

    Que todo siga bien y con tendencia a mejorar!!
    Abrazos!!...

    ResponderEliminar