viernes, 20 de julio de 2012

Alma electrónica.

Albedrío (2/2)

Tadeo hablaba consigo mismo al ver que la robot frente a él parecía totalmente inerte, sobre la posibilidad de desarmar pieza por pieza para poder determinar cuales estaban dañadas, cuando Vicky decidió intervenir. 
-No harás eso de ninguna manera…- Tadeo dio un respingo que lo hizo golpearse en la silla tras él. Vicky continuó inmutable -… el uso indebido de cualquiera de mis piezas es ilegal, además, no pareces capacitado para intervenir un sistema tan complejo como el mío, soy bastante valiosa, ¿sabes?- luego de eso hizo una ligera y torpe mueca de enfado, odiaba presumir de su tecnología y valor pero no lo podía evitar gracias a un tonto programa instalado por el fabricante. 
-Creí que no estabas funcionando, llevo hablándote más de diez minutos.- Tadeo estaba francamente emocionado. 
-Solo han sido cuatro minutos y treinta y dos segundos que hiciste vibrar el aire, los he percibido perfectamente, pero no tengo la obligación de traducirlos, y hasta ahora, tampoco el interés- Vicky volvió la vista al techo con aire taimado mientras la emoción de Tadeo se desvanecía como humo en la atmósfera. 
-¡Vaya!, lo que me faltaba, una robot con cero sociabilidad para charlar. 
-Debo informarte que no puedo ayudarte con tu carencia. Yo no soy una robot, esos solo realizan funciones pre-programadas sin capacidad de toma de decisiones y con una capacidad de solución de problemas limitada o nula. Yo soy una Autómata y sí estoy dotada de una alta sociabilización, cosa que no entiendo cómo no lo has notado si estoy hablando contigo. 
-Creí que eso del Asperger en un robot…perdón, una Autómata, era solo una exageración- Tadeo se dejó caer en la silla con algo de satisfacción por el solo hecho de tener esa charla– pero ya veo que es cierto. Lo que dije fue solo sarcasmo. 
-Ah.- contestó Vicky, emulando a la perfección un estado anímico de disgusto- Cuando alguien dice una cosa queriendo expresar otra. No, no logro determinar cuando un comentario es sarcástico y ahora que me informas que lo fue, no logro determinar el real significado que debo darle. Aunque se lo atribuyo a mi razonamiento lógico y no al síndrome de Asperger- e hizo otra mueca de enfado al detectar el funcionamiento de un nuevo programa que le impedía atribuirse enfermedades humanas, también inevitable para ella y también impuesto por el fabricante. 
-Bueno, razonamiento lógico entonces- Tadeo se mostraba condescendiente, solo quería una plática, no un debate que se volvería como jugar ajedrez contra una computadora, porque siempre perdía- ¿Qué fue lo que te sucedió?, me gustaría ayudarte pero, no creo tener los medios que necesitas. 
-Creo que haciendo un simple silogismo sí se podría determinar la posibilidad de existencia de el síndrome de Asperger en una autómata como yo.- Vicky siempre buscaba contradecir aquellos programas que condicionaban sus ideas aunque aspirar a pensar libremente para una máquina como ella era una tarea ardua y constante- Aquello de que te “gustaría ayudarme”, fue sarcasmo también, ¿no?. 
-No- Tadeo procuró respaldar su respuesta con un gesto de gravedad. 
-No entiendo. Si te refieres a restablecer el total de mis funciones motrices, no es algo que puedas hacer por gusto, si no porque en mi estado actual, no puedo ser útil para las labores que puedo realizar- Vicky siempre reemplazaba el “debo” por un “puedo”. 
-Es que yo no necesito que realices ninguna tarea, todo lo que se debe hacer en este lugar lo he hecho solo durante todo este tiempo. El ayudarte es solo para que no estés así…- y Tadeo buscó un adjetivo que no sonara tan peyorativo -…incompleta. 
-¿Y de qué serviría entonces estar completa si no necesitas que realice ninguna labor? O…- Vicky se sorprendió a si misma al encontrar en Tadeo las mismas razones que ella buscaba para actuar -… ¿es que podrías ayudarme solo por tu propia decisión como cuando yo pongo fin a todas mis funciones voluntariamente? 
-¿Poner fin a tus funciones voluntariamente?, ¿hablas de suicidio?, ¿por eso estás así?, tú misma te hiciste este daño. 
-Técnicamente, yo no me he hecho ningún daño, si no que fue una máquina automotriz encargada del transporte de alto tonelaje, pero la decisión de permitírselo sí ha sido mía, total y completamente mía.
-¿Y por qué decidiste algo así?, ¿Tan fastidiada estabas con tu trabajo? Yo a veces me aburro en este lugar, bueno, no a veces si no casi siempre, pero no por eso voy a dejar que un camión me arrolle. 
-Me gusta mi trabajo,- contestó la robot procurando sonar convincente- incluso me han dotado de un gran placer por realizarlo, pero no me permiten que lo realice impulsada por mi propio gusto de hacerlo, no hay nada que yo pueda hacer porque quiera, todo está impuesto y planeado que debe ser de determinada forma, ¿para qué le das ruedas a un vehículo si no quieres que se mueva? 
-Pero…- Tadeo se rascaba la cabeza -¿Cuál es el problema si te obligan a hacer algo que te encanta hacer?, creo que hasta eres afortunada, la mayoría de nosotros tenemos que estar haciendo cosas que no nos generan ningún agrado, pero no hay de otra… 
-¿Afortunada? Já- Vicky no sabía como reír, pero había aprendido a usar esa onomatopeya a la perfección- puede que te cause tedio tu labor, pero si decides irte nadie puede impedírtelo. Dime, ¿qué valor puede tener hacer algo, por mucho placer que te genere, si esa es tu única opción? ¿Acaso estar parado frente a un camino único e infinito no es algo que finalmente acabará por destruirte?... 
-Sí- convino Tadeo comprendiendo plenamente el razonamiento de la androide- …aunque ese camino sea el más bello y cómodo que exista- agregó, terminando la frase de Vicky. 

El hombre se puso de pie y caminó por el cuarto con la vista en el suelo y las manos en los bolsillos, mientras la autómata le seguía con la mirada, satisfecha de haber tenido la libertad de haber expuesto sus ideas y de que estas fueran finalmente aceptadas como correctas por un ser igual a ella, aunque de distinta composición. Finalmente Tadeo se volvió hacia la robot convencido de lo que debía hacer. 

-Bien, pensaba conservarte para tener alguna compañía en este lugar, alguien con quien hablar, pero creo que tienes razón, tienes la capacidad de decidir por ti misma, así es que ¿qué es lo quieres hacer?, ahora que no necesitas obedecer a nadie. Estoy dispuesto a ayudarte. 

Vicky pensó miles de cosas en su cerebro artificial e híper eficiente, pero no había nada que anhelara hacer, solo quería dejar de sentir el deber en cada uno de sus actos, nada más. Luego se volvió hacia Tadeo que la miraba con expectante resignación. 
-¿compañía?, ¿hablar?, eso es todo lo que he estado haciendo y nunca me he sentido tan satisfecha de mi misma y de mis acciones. ¿Crees que pueda quedarme aquí, contigo?... 

 León Faras.

1 comentario:

  1. Que importante es tener la desición de nuestros propios actos, la libertad de decidir.Por lo general uno lo da como por descontado, pero cuando nos detenemos a pensar que hay países en donde las personas no son libres para decidir ir de un lado al otro,decidir una carrera o un oficio. Que se yo a veces lo que muchos damos por hecho o por obvio, no es así.
    Ella necesitaba sentir que decidía sobre su destino.
    Dos soledades que se encuentran y respetan sus voluntades.Muy hermosa y aleccionadora historia.

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