viernes, 31 de octubre de 2014

Isidora.

Sus pasitos menudos se sienten correr,
en la soledad que inunda todo el lugar.
Hace mucho tiempo que dejó de toser
¿por qué su mamá no la vino a buscar?

Que su pena termine, desea Isidora,
pero no encuentra el camino de huida.
Su cuerpo está bajo tierra y ella lo ignora,
su alma en un laberinto que no tiene salida

Isidora quisiera volver con sus padres
que su madre vuelva a cepillarle el pelo
que le lea sus cuentos al llegar cada tarde
que le quite el miedo y el desconsuelo

Abraza su muñeca de vestido gastado,
visitantes extraños le provocan espanto,
ellos profanan el Hospital abandonado.
La osadía termina si escuchan su llanto.

A veces tiembla su muñeca asustada
como buena madre, la debe arrullar
hacerla dormir en la noche cerrada.
Se te hiela la sangre si la oyes cantar.

Pobre Isidora, qué injusto destino
su alma vaga sola en el hospital
su rostro de niña se diluye en el frío
su voz inocente te pone a temblar.


León Faras.

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