Sus pasitos menudos se sienten
correr,
en la soledad que inunda todo el
lugar.
Hace mucho tiempo que dejó de toser
¿por qué su mamá no la vino a
buscar?
Que su pena termine, desea Isidora,
pero no encuentra el camino de
huida.
Su cuerpo está bajo tierra y ella lo
ignora,
su alma en un laberinto que no tiene
salida
Isidora quisiera volver con sus
padres
que su madre vuelva a cepillarle el pelo
que le lea sus cuentos al llegar
cada tarde
que le quite el miedo y el desconsuelo
Abraza su muñeca de vestido gastado,
visitantes extraños le provocan
espanto,
ellos profanan el Hospital
abandonado.
La osadía termina si escuchan su
llanto.
A veces tiembla su muñeca asustada
como buena madre, la debe arrullar
hacerla dormir en la noche cerrada.
Se te hiela la sangre si la oyes
cantar.
Pobre Isidora, qué injusto destino
su alma vaga sola en el hospital
su rostro de niña se diluye en el
frío
su voz inocente te pone a temblar.
León Faras.
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