I.
Un
día conocí el amor
y
aun no lo puedo creer
que
sea tanto mi querer
y
sin asomo de dolor.
A
mi mundo le dio color,
a
mis sueños, un destino
un
hormigueo en el intestino
que
ya nunca se me quitará
porque
te amo de verdá
hasta
el fin de mi camino
Ni
rezos ni sahumerios
ni
retos ni bofetadas
ni
del burro sus patadas
ni
del diablo sus sacrilegios
ni
el más fuerte sortilegio
ni
la cara más bonita
ni
la tentación más chiquita
ni
el más fuerte resplandor
borrarán
de mi corazón
tu
presencia que me agita.
Yo
te amo hasta el agobio
¿cómo
no te he de amar?
si
ya no te quiero olvidar
aunque
amarte sea un oprobio
te
amo como el microbio
que
ama a su enfermedá
que
ataca como tempestá
a
nivel de toda el alma
hasta
casi caer en cama
y
enfermar de gravedá.
Una
dulce enfermedad
es
andar enamorado
con
el pecho acelerado
en
inocente ebriedad.
Lleno
hasta la saciedad
sin
necesidad de alimentos
pues
contigo me complemento
y
me das lo que necesito
mi
corazón está llenito
aunque
mi cuerpo sufra tormento.
Yo
te quiero, ya no hay caso
si
intentarte olvidar
sería
como querer usar
del
cuchillo su recazo.
guardar
oxígeno en un vaso
descomponer
una canción
describir
en una oración
todo
lo que me haces sentir
o
tal vez condenar a vivir
al
hombre sin su pasión
León Faras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario