martes, 28 de mayo de 2013

Algo está mal.


Algo está mal en el mundo, en el sistema, algo que se percibe, que se ve, pero que está, por no decir “es”, tan natural que se ignora, es tan grande que mejor no molestarse en notarlo y ni pensar en cambiarlo o corregirlo. Cualquiera puede darse cuenta, desde distintos puntos de vista, tarde o temprano, se nota, se siente… no quiero ser enigmático señalando algo de libre interpretación, me refiero a cosas puntuales, educación, trabajo, desarrollo, felicidad, costumbres, ideales, en todas las cosas se percibe algo que está mal, mal diseñado, mal empleado, mal aprovechado… mal. La educación que recibes no te queda, todo lo que te enseñan en el colegio es inútil si no lo usas y lo olvidas, las notas que nos ponían no tomaban en cuenta que a mi me costaban las matemáticas y a mi compañero de al lado se le hacían fáciles, no tiene sentido, es como poner a competir a un atleta con un tenista. La educación aburre a los alumnos, a los profesores y hasta a los padres, que al final terminan haciendo las tareas de sus hijos, algo está mal evidentemente si sabemos que el ser humano es curioso y una esponja de conocimientos desde que nace, a una persona no le cuesta nada aprender aquello que necesita o que le gusta. Te meten un montón de palabras en la cabeza para luego transcribirlas en un examen y luego olvidarlas para meter nuevas palabras…y solo palabras.

El trabajo, un buen trabajo, un trabajo bien remunerado, ganar lo que gastas en un mes o menos o en un mes lo que gastas en tu vida… un trabajo perfecto que te mantiene todo el día ausente de tus seres queridos o de las cosas que te gustan, que te estresa y gasta tu tiempo y energía en intereses ajenos, que te obliga a sacrificarte levantándote antes de lo que quisieras, comiendo en el momento y lugar que te señalan, durmiendo poco, dejando el sexo para los fines de semana, saliendo a la lluvia cuando preferirías quedarte en tu cama, es normal, es natural, está bien… ¿está bien? Si es que las circunstancias te permiten estudiar y no siempre es así, estudias la carrera que puedes, según recursos intelectuales, económicos o físicos, pero rara vez es lo que quieres, eso cuando sabes qué es lo que quieres, pero eso no importa, porque sea como sea estarás mejor que el que no estudió nada, o eso es lo que dicen, aunque nadie especifica mejor en qué términos, mejor en algunas áreas y peor en otras, tampoco te aseguran que alguien que no estudió nada esté muchísimo mejor en muchos aspectos como económicos, de salud o sentimentales.
Retomo el “Qué quieres ser cuando grande” muy pocos lo saben, y aquellos que lo saben es porque quieren imitar a sus padres, porque les admiran, o porque se han dado cuenta de que aquello que les divierte siendo niños pueden seguir haciéndolo y ganar dinero, siendo adultos. El resto, ni idea, ¿Por qué? Yo creo que la mayoría de las profesiones son anti-naturales, un niño que quiere ser veterinario porque ama a los animales no quiere abrir a un perro a la mitad y operarlo, solo quiere darle amor y que sane y todos somos un poco niños aún cuando debemos decidir qué ser de adulto.

Desarrollo, es buscar alcanzar el mayor nivel de tus capacidades, en todos los aspectos posibles, pero si tus actividades se alejan de tus capacidades no hay desarrollo posible, solo estancamiento, según creo, las capacidades son aquellas cosas para las que uno es bueno, como es bueno, las disfruta, si uno se dedica a hacer otras cosas en la vida en las cuales sus capacidades son medias, su desarrollo también se detiene porque puede alcanzar niveles más altos en áreas para las que es bueno. Primero se aprende, luego se mejora y luego se crea, y en el crear no hay límites por lo tanto el desarrollo podría y debiera ser ilimitado en todas las personas y en todas las labores. Pero el sistema tiende al automatismo, a la rutina, a la producción en cadena, al método exacto y comprobado, seguro, cuantitativo, con un menoscabo directamente proporcional al nivel jerárquico, mientras más abajo, menos libertad de desarrollo.

Felicidad, la felicidad ha llegado a transformarse en un mito, en un fruto que se puede probar pero no mantener, hoy ya no hay personas felices, solo momentos felices, y ¿saben porqué?… es simple, porque un momento de felicidad se puede vender, y todos los días se vende y si no somos capaces de comprarlo somos infelices, es el genial sistema. Todos la queremos, todos la necesitamos, todos la buscamos, entonces, ¿por qué no venderla? Hasta es idiota no hacerlo, es el valor agregado de todas las cosas, probablemente el gancho comercial más utilizado, pero desgraciadamente es imposible venderla, la felicidad es gratis, todos lo saben pero no importa, el sistema comercial se desmoronaría si la gente dejara de consumir para ser feliz. Eso es lo que nos muestran desde que se inventó la publicidad y la propaganda.

Las costumbres, la repetición, los ciclos, es como la diferencia entre los animales domésticos y los salvajes, acostumbrar es domesticar y no todos los animales domésticos terminan bien. ¿Por qué celebramos navidad?, ¿bautizos?, ¿matrimonios? ¿Por fe?.... ¿Por qué hacemos una fiesta el 31 de Diciembre de todos los santos años?; ¿por qué todos debemos estudiar las mismas cosas durante la misma cantidad de años en nuestra infancia y adolescencia?; ¿por qué todo se inicia a la misma hora todas las mañanas? ¿Por qué debemos vestirnos de determinada forma en determinadas situaciones? Solo porque estamos acostumbrados, porque hay que hacerlo a pesar que no hay ninguna razón, aunque no queramos o no nos haga felices ni mejores, porque nadie lo cuestiona o porque las cosas son así. Sí, las cosas son así y no son así nada más porque sí, de alguna forma está hecho así deliberadamente. El comercio y la economía mantienen con vida a la navidad más que Jesús y todos lo saben.

Ideales, la casa ideal, el trabajo ideal, la pareja ideal, el auto ideal, la vida ideal, individuales y asombrosamente modificables, vanos, profundos o inexistentes, inalcanzables, rotos, inagotables. Más artificiales que naturales, más influenciados que innatos, más falsos que reales y lo más inquietante, más tener que ser. Los ideales son en el fondo el instinto de superación convertido en tener más, en superar al otro, a los demás, a no quedarte demasiado abajo y llegar lo más alto que se pueda, pero económicamente hablando. Nadie está en contra de los ideales, yo tampoco, de los sueños y la superación personal, pero es que constantemente te están vendiendo ideales que no lo son, no traen consigo ni un gramo de felicidad o de superación, no me hacen mejor en ningún sentido y lo que es peor, me nublan mis ideales verdaderos, naturales, innatos, los que sí podían hacerme feliz… y que ahora ni siquiera puedo recordar.


León Faras.

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