jueves, 13 de junio de 2013

Del otro lado.


VI.


Ángelo Valdés y Gustavo Fuentes eran vecinos y amigos de niños pero se habían distanciado con el tiempo, Laura sospechaba que ella había sido el motivo y no estaba tan equivocada, a Ángelo le gustó ella siempre y nunca dijo nada, por otra parte, Gustavo sin ningún interés especial simplemente probó suerte con Laura, a ella le pareció atractivo en ese momento y comenzaron a andar, nunca llegaron a ser novios propiamente tal, si no, más como amigos que juegan a ser novios y así continuaron.

            Laura viajaba en el microbús de regreso a casa, como siempre, la Marisol la había acompañado hasta el paradero, le quedaba de camino y siempre lo hacía, pero ese día sin razón que Laura supiera, se quedó con ella hasta que el bus llegó. Iba poca gente a esa hora, con un rápido vistazo vio que Ángelo Valdés venía sentado en uno de los asientos de atrás, no era raro encontrarlo en distintos puntos de la ciudad, nunca trabajaba en un solo sitio, ella se sentó tras el chofer, prefería el primer asiento del lado de la puerta, pero iba ocupado por un señor que al parecer dormía, usaba el pelo muy corto y cara de pocos amigos, tal vez un guardia de seguridad o algún uniformado en su día libre, era la impresión que daba. Comenzaba a relajarse y a cerrar los ojos cuando le sonó el teléfono celular, la llamaba su novio para preguntarle donde estaba, a ella no le gustó el tono de la pregunta pero respondió escuetamente que se encontraba en el bus, ni donde ni en cual, Gustavo asumió el resto y le dijo que la esperaba en la población. Laura colgó. Habían ciertas cosas que había descubierto con el tiempo de su novio que no le gustaban, una de esas era ese tono cortante y autoritario que usaba, como para mostrar que estaba molesto, como si la gente debía enterarse y tener precaución cuando él estaba molesto, como si ella debía adoptar cierta aptitud por el hecho de que a su novio le había parecido mal algo, lo cual era muy inmaduro, pero peor eran las tontas razones de él para enfadarse, no era un tipo violento y Laura no le tenía miedo, pero era demasiado inseguro y cualquier rumor o comentario de inmediato lo envolvía y lo preocupaba de forma exagerada, luego quería que las cosas se hiciesen a su manera y como Laura no pretendía obedecerle incondicionalmente, se producían problemas que no quebraban la relación solo porque esta no tenía ninguna firmeza, es difícil quebrar algo que es blando y fláccido, incluso metafóricamente hablando. En pocos minutos Laura se había relajado nuevamente y volvía a cerrar los ojos, nunca más los volvería a abrir. El bus continuó su camino sin contratiempos y se encaminó rumbo a la población, pasaba justo por fuera de esta, se detuvo en la esquina, Laura dormía el sueño programado de los que viajan a menudo, la llamada de Gustavo había retrasado todo su itinerario biológico y no había despertado a esas alturas como siempre lo hacía, el paradero estaba a la vuelta y Ángelo se puso de pie para bajarse, Richard Cortez, el Chavo se podía ver allí acompañado de otros tipos más, probablemente la Macarena también estaba, era común ver a ambos ahí, aquella era su base de operaciones para sus negocios turbios y de baja calaña. El bus tuvo luz verde y dio la vuelta hacia la izquierda rumbo a la parada, el chofer miró a la derecha y frenó pero demasiado tarde, el otro vehículo venía muy rápido y no hizo ningún amague ni de detenerse ni de evitar la colisión. El impacto dio de lleno justo entre la puerta y el primer asiento, donde iba sentado el tipo con aspecto de guardia, el choque fue violento y el estruendo enorme, los tipos del paradero se fueron de inmediato, en poco tiempo se iba a llenar de policías y preguntas, el Chavo le pasó algo a su mujer y esta se fue corriendo también, además de este, en el paradero también estaba Gustavo Fuentes, fueron los únicos dos que se quedaron ahí. Se iban a acercar en ese mismo momento pero la explosión del auto los detuvo.

Ángelo Valdés resultó con un fuerte golpe en la cabeza y unas pocas magulladuras sin importancia, como estaba de pie, vio el auto que se aproximaba y se protegió a medias. El cabo primero Andrés Miranda murió instantáneamente, iba sentado en el primer asiento y recibió la totalidad del impacto, Laura Moros debido a que iba con su cuerpo relajado y a que el golpe fue lateral, no debería haber sufrido heridas de gravedad ni letales, pero fue encontrada muerta por los bomberos y equipos de emergencia, tenía una herida en su costado que le había atravesado el corazón, luego se supo que se trataba de una herida de bala, el arma fue encontrada de inmediato, pertenecía al cabo Miranda, era su arma de servicio y estaba tirada en el mismo bus. No tenía más huellas por lo que finalmente se dedujo que el arma se había disparado accidentalmente y el proyectil había impactado a Laura de forma fatal y fortuita.



León Faras.

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