jueves, 28 de julio de 2011

Dos segundos.

Dos segundos.


Joven noche de invierno,
agitación de agua pulverizada
que retoza en la atmósfera,
las luces de la ciudad
hacen eco sobre el pavimento
mientras paredes carcomidas
forman un mágico telón
de inesperada idoneidad.
Tráfico de andar cansino,
conspira con el alumbrado
iluminando tu rostro
sin transgredir tu entorno
ni tocar la penumbra
delatando tu mirada,
atrapando la mía.
Dos segundos sin invierno
encapsulados para siempre
en una zancada del tiempo
que no mira atrás.
Dos segundos de mirada intensa
y fortuita complicidad
sacada de sueños olvidados
en mundos inexistentes.
La magia de lo efímero,
como una estrella fugaz
en cuya corta existencia
radica toda su belleza.
Una obra de arte
destinada a morir en el acto
quedando solo retenida
en el caprichoso inconsciente
del artista y su obra.


León Faras.

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