miércoles, 27 de julio de 2011

El Conjuro.

El Conjuro.


Tantas Fuerzas que retozan en el mundo,
Descollante manada de corceles de éter
Que briosos, tiran los coches sin mirar la carga
Ni el estado del camino bajo sus cascos.
La pasión, la atracción, la voluntad,
Los sueños, la alegría, la verdad.
En su Auriga me convierto y mi deseo será su senda.
Que nunca más la mundanidad y sus vicios
Priven al amor de su exultante grandeza
Y exijo para el amor que aguardo lo más selecto
Y con premura, pues ya no quiero esperar más.
Reclamo de Penélope su fidelidad
La que nunca dudó del retorno de Ulises
Ni nunca se doblegó ante el peso
De la coerción que la cercaba.
Solicito la tenacidad y rebeldía de Julieta
Quien a pesar de la legión que se alzó
En contra del amor que la colmaba
Jamás mermó en su deseo de estar con su amado.
Demando que se fusionen, como nunca se ha hecho
La candente pasión carnal de Cleopatra,
Ígneo instinto, avasallador y dominante
Con el cándido y noble sentimiento de Tisbe
Puro y enaltecedor, como el amor mismo,
Pues su resultado será la mecha
Del más ineluctable sentimiento.
Ordeno que el resultado de lo que pido
Sea más fuerte que el brebaje que unió a Isolda y Tristán
Y más duradero que la atracción de Eurídice y Orfeo.

Los Alfanas están azuzados,
La ruta está trazada.


León Faras.

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